Me hecho de menos. Hecho de menos el
toque de mala leche, la chispa. La decisión en la mirada cuando
miro, la visión afilada que ve mas allá de lo que se ve a simple
vista. Hecho de menos que el sarcasmo acuda a la punta de mi lengua
con solo moverla un poco. Hecho de menos el tiempo en que no me
importaban las cosas sin importancia. Hecho de menos las
conversaciones filosóficas a la orilla de una mesa de bar, en el
primer escalón de la escalera a cualquier parte. Hecho de menos las
respuestas ingeniosas, esas que tuvieron para un momento serio y para uno jocoso la misma vigencia. Hecho en falta una
media sonrisa que me robaron, un ”Este soy yo seas quien seas tu”
que me dejé olvidado. Si no se perdona ni se olvida solo queda
odiar. Tan solo querría recordar como se rie uno del mundo para
reírme de esa lógica aplastante. Entonces sobran cosas, cosas de
las que no se como deshacerme, cosas que se han pegado a mi como si
fuesen de lana y yo de velcro. Sentimientos, confusión, dudas ¿Que
se supone que hacéis en mi vida? Siempre pensé que erais para los
demás. Como odio a esa voz que susurra cuando conozco a alguien
nuevo “Vete de aquí. Yo te haré daño y tu me harás daño. Huye
mientras puedas”. Puede que yo esté huyendo, refugiando en un
torbellino de creatividad inútil. ¿Y si al final resulta que
perdonar tiene un propósito?¿Y si me lo pregunto porque no soy
bastante fuerte para seguir adelante sin perdonarme a mi mismo?
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