El
reloj de Tom se ha parado en su mesa de estudio.Tic-toc ti……toc-tic
toc-tic… Fué solo un momento, imperceptible. Pero el supo lo que
significaba.
Se apresuró a soltar su pluma
y mirar fijamente el aparato. Escuchaba su sonido e inmediatamente
después veía moverse la aguja… en sentido antihorario. Toc-tic
toc-tic. Era la tercera vez ese mes.
Tendría que llevarlo a reparar
asique se dispuso a dejarle una nota a su madre, que acaba de salir.
Su pluma estaba justo donde la
había dejado: con una punta apoyada en el folio y la otra alzada
unos 10 cm sobre él. Se deslizaba sobre la hoja absorbiendo la tinta
que acababa de depositar en ella.
Tom contempló el baile de la
pluma con una mezcla de fascinación y de horror. Tras unos segundos
empujó la mesa resuelto a apartarse de aquello. En lugar de lo que
esperaba la silla rodó aun más cerca del escritorio.
El pánico se apoderó de él.
Quiso gritar pero produjo un sonido similar a la inhalación de un
buzo tras varios minutos a pulmón. Intentó expulsar todo aquel aire
solo para descubrir que no podía.
Al parecer había olvidado como
respirar. Sintió que había olvidado incluso como pensar. Incapaz de
buscar una salida, se agitó freneticamente mientras su cuerpo
agotaba el oxígeno de su sangre. El mundo comenzó a dar vueltas y
cayó sobre él un manto más pesado que el simple sueño. Sus ojos
se cerraron mientras Tom se diluía lentamente en la inconsciencia…
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